viernes, 5 de septiembre de 2008

Solidaridad de José Saramago




La primera precaución consistirá en no confundir nunca la ley con la justicia. A Ernesto Cardenal no le ha servido la ley porque la administra una justicia que se dejó corromper por los rencores y las envidias del poder. Ernesto Cardenal, uno de los más extraordinarios hombres que el sol calienta, ha sido víctima de la mala conciencia de un Daniel Ortega indigno de su propio pasado, incapaz ahora de reconocer la grandeza de alguien a quien hasta un papa, en vano, intentó humillar. A Daniel Ortega le pido que se mire en un espejo y me diga qué es lo que en contra en él. Si le da vergüenza, al menos que tenga la valentía de pedir perdón. Si no lo pide, si no levanta la voz para clamar, él mismo, contra la condena de Ernesto Cardenal, sabremos que sus méritos humanos y políticos han caído a cero. Una vez más una revolución ha sido traicionada desde dentro.

José Saramago

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno el articulo de José me parece muy acertada su posición

Anónimo dijo...

Todo extremo es malo. Derecha extrema, izquierda extrema, nada de esto tiene sentido. Las personas debemos asumir posiciones racionales, críticas y analíticas, sin dejarnos influenciar por pasiones y romanticismos dañinos e injustificados.

Las acciones tomadas en contra de Cardenal son demasiado radicales e innecesarias. El tipo no es excatamente una maravilla, pero la influencia de su obra en nuestra cultura es innegable. Soy simpatizante del partido en el gobierno, más no apruebo las acusaciones hechas a este señor.

Hay que dejar al tipo en paz